Una gama de sillines ergonómicos científicamente desarrollados para ajustarse de manera precisa a cada ciclista.
Una gama de sillines diferentes adecuados para cualquier postura.
Una gama de novedosos sillines con funda extraíble que puedes llevar contigo y personalizar a tu gusto.
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Empezar un viaje largo siempre es emocionante. Hacerlo con alguien que amas y que conoces desde siempre, lo vuelve algo especial. Pero subirse a la bici y pedalear por dos mil kilómetros a lo largo de la Europa menos conocida... ¡eso es una aventura única! Blerim y Adrian han emprendido esta aventura en mayo del 2016. Padre e hijo, ambos de Alemania y con una pasión compartida por las dos ruedas, fueron en avión junto con sus bicicletas a Skopje, en Macedonia, para empezar allí su viaje. Esa ciudad fue el punto de partida de un tour de belleza, de músculos doloridos, de encuentros inesperados y de ruedas pinchadas, en el que recorrieron los primeros 950 km atravesando Macedonia, las aguas cristalinas de Grecia y las tierras soleadas de las costas mediterráneas. Es difícil hacer tanto camino si no se cuenta con los medios adecuados. Por eso Blerim y Adrian han decidido viajar en el sillín Scientia, el más apropiado para un recorrido tan exigente.
¡El cansancio y la nostalgia de los seres queridos y de la tranquilidad de la vida cotidiana deja de sentirse cuando en el camino aparece la magnífica ciudad de Estambul! Aquí los “Father – Son – Worldtravel” –este es el nombre que Adrian y Blerim han elegido para definir sus experiencias por el mundo– descansan cinco días, llenándose los ojos de la majestuosidad de Hagia Sophia, de la belleza de la Mezquita Azul y de los colores de los bazares al aire libre. Es fácil abandonarse a los encantos de una ciudad tan acogedora, ¡pero la sed de aventura no lo permite!
Padre e hijo toman nuevamente un avión hacia la segunda etapa del viaje: Georgia, un país en el que la naturaleza incontaminada da vida a paisajes espectaculares... Pedaleando entre las raíces de bananos y las cañas de bambú que pueblan las costas del Mar Negro, atravesando las imponentes cimas del Pequeño y del Gran Cáucaso, Blerim y Adrian llegan finalmente a Azerbaiyán. Allí los recibe con calor y entusiasmo un pueblo al que la difícil situación política no ha hecho olvidar el valor de la hospitalidad sincera y que los convida continuamente a una infinidad de especialidades locales. Sus ruedas se mueven en zigzag entre los búfalos y los camellos que invaden las calles del país, entre serpientes y hienas que observan el paisaje. Así llegan al final del viaje: la ciudad de Bakú. Algunos días de descanso merecido, disfrutando del panorama del Mar Caspio, y vuelven a ponerse en marcha.
Pero esta vez el camino lleva a casa; después de veintiséis días y dos mil kilómetros, con doce kilos menos y una cantidad innumerable de emociones y recuerdos en el bagaje, nuestros amigos vuelven a la vida de todos los días. Y ya están planeando su futuro en bicicleta. ¿Cuál será su próxima meta?